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Vamos a realizar una meditación para conectar con nuestra presencia, nuestro ser y ese espacio profundo dentro de nosotros. Este trabajo nos ayuda a conectar con nuestro tambor y cualquier elemento que deseemos explorar. Busca un espacio tranquilo, desconecta dispositivos móviles, siéntate en una silla con los pies en el suelo, la espalda recta y las manos en los muslos. Cierra los ojos, conecta con la respiración, permitiendo que sea lenta y profunda.

Si hay distracciones, concéntrate en la respiración. Deja que sea espaciada, relajada, profunda. Con cada respiración, relájate más y más. Siente la entrada de luz al inhalar y la liberación de tensiones al exhalar. La respiración te ayuda a estar en calma. Permite que cualquier tensión salga con la exhalación. Siente la luz iluminando órganos internos, huesos, músculos, cerebro y corazón.

Conéctate con la frecuencia hermosa de esa luz que llega a células y átomos. Imagina miles de bolitas de luz vibrando. Entra en el espacio entre ellas, sintiéndote maravillosamente bien. Siente cómo la luz nutre, alimenta y da energía a todo tu ser. Percibe esa frecuencia vibrante en todo tu cuerpo. Haz inspiraciones profundas, absorbiendo la energía. Cuenta del uno al cinco, volviendo al presente. Abre los ojos, sintiéndote vitalizado y bienvenido.