Image

Un antiguo alumno, un día decidió dejar todo y marchar. Después de casi dos años viviendo todo tipo de experiencias y aventuras por Latinoamérica, regreso con gran dificultad a lo conocido.

Realmente fue muy duro volver. Demasiado tiempo fuera y la anarquía de no estar en ningún lugar es algo que te puede dejar sin centro y probablemente, sin la compañera, con la cual arriesgo ese cambio de vida.

Este joven, me comentaba la visita a un gran representante de la música sagrada y del remedio indígena en Latinoamérica. Durante la estada en su casa, donde acogía numerosos simpatizantes y admiradores, mi alumno se asombro de la "divinización" hacia este chaman por parte de las personas que lo rodeaban.

Pero lo que realmente le sorprendió fue que el lo permitiera y se sintiera muy a gusto con ese reconocimiento. En esta conversación, me siguió explicando la precaria situación familiar por la que pasaba ese maestro, donde le resultaba más fácil vivir en la inopia y cerrar los ojos antes que reconocer una realidad a cuál debía poner solución.

Obviamente, para el era más fácil centrarse en su séquito pleno de verborrea egocéntrica y de falsas alabanzas.

 

La conquista de Europa.

Si me dejo alabar, es por que tengo un fondo hipócrita, un egoísmo altruista que tiene como sombra (aquello que no puedo ver de mí mismo, que no se ver, que no quiero ver) la necesidad de que me reconozcan los demás. Obviamente, todos, en algún momento, tenemos esa necesidad de reconocimiento, el problema, es cuando manipulamos a los demás con sinuosas argucias para provocar una dependencia hacia nuestra persona.

Y esto, en el mundo espiritual te da mucho. Es muy habitual ver estar recreaciones en aquellos que vienen buscando " la expansión por Europa". En otro encuentro, con una mujer medicinal llegada del otro lado del Atlántico, me preguntaba con toda franqueza como podía aguantar la energía de Europa.

Esta compañera, alegaba, que aquí nadie respetaba, ni valoraba como en Latinoamérica la tarea que realizábamos. Mencionó la falta de respeto a los representantes del Espíritu, como ella y la gran exigencia entre los participantes en las Ceremonias y Rituales que oficiaba. Tan solo pude decirle que era normal y que las personas tenían este tipo de conducta.

En contrapartida le dije, se evoluciona a pasos agigantados, ya que hay grandes desafíos y retos que asumir y armonizar. En un día pasan muchas cosas, el movimiento es constante y también el cuidado con el que debemos actuar.

 

El sueño europeo.

Muchos llegan en busca de un sueño, un sueño que puede acabar como pesadilla. Por qué las necesidades son muy diferentes y también la forma de ver la vida. Grandes maestros aterrizan con ansias de conquista, como antiguamente hicieron nuestros antecesores, pero su llegada embriaga el ego e hipnotiza el espíritu.

Los factores son variados; una energía muy dura y fuerte que va de Asia a Latinoamérica traspasando Europa. Estar en medio, en el viejo continente, nos da gran vulnerabilidad emocional y una escuela donde aprendemos ha hacer equilibrios espirituales.

En consecuencia, estamos en búsqueda perenne, cambios permanentes, autismo caótico y cobardía perpetua. Esto influye en el recién llegado, luminoso conquistador, ávido de buenas intenciones, ignorante de este sueño disfrazado "de necesidad espiritual".

A su alrededor, adeptos carentes de discernimiento, enceguecidos por su propio sueño son el abono para "despertar" demonios dormidos que traspasan límites inexplorados por los recién llegados. Cuando me explican milongas de aquel que llegó e hizo "eso o aquello", respiro profundo y  pienso: "otro que no encontró el oro europeo y se fue sin la plata".

 

Ana Hatun Sonqo